¿Tener para ser feliz?
¿Hay que tener y tener para ser feliz? En nuestro inconsciente esta máxima grabada a fuego presiona nuestras vidas y tiñe nuestras acciones para que actuemos en consecuencia. Desde que somos niños aprendemos de nuestros progenitores que es necesario tener para ser. Pregunto, ¿Quién fué el autor de semejante pelotudez?. Nos enseñan que para ser felices tenemos que terminar el preescolar, luego el primario, luego el secundario. Finalmente nos dicen que para ser felices necesitamos un título universitario. Cuando lo tenemos nos damos cuenta que estamos igual que al principio. Nuestro inconsciente entonces nos impulsa a buscar una novia para tener amor, sexo y de esa manera ser felices. Cuando tenemos una novia, nuestros congeneres comienzan a presionarnos, repitiendo conceptos que ellos creen que son inteligentes, cuando en realidad ya han sido preconfigurados de antemano en nuestra cultura. Nos dicen por ejemplo: "¿Cuándo te casas?" y creemos que allí está la felicidad, y nos casamos.
Luego el concepto de presión es distinto:"¿Cuándo vas a tener un hijo?", y obedeciendo a nuestro condicionamiento cultural, tenemos hijos.
Cuando ya tenemos uno, nos piden que tengamos otro. Cuando ya tenemos dos hijos la presión cambia de nuevo, diciendonos que no encarguemos mas, que es suficiente.
En algún momento nos preguntamos si somos felices, y nos damos cuenta que hemos pospuesto el ser felices en pos de los objetivos futuros. Creemos que los objetivos prefijados nos van a dar la felicidad. Y cuando nos damos cuenta que nuestra existencia es una mierda, decidimos ser felices cuando tengamos un auto, una casa mejor, muchos electrodomésticos, o cuando nuestros hijos tengan un título universitario. Al llegar a este punto nos damos cuenta que no somos felices y que quizas un nieto alegrará nuestro atardecer, e inconscientemente nos hacemos partícipes de la preconfiguración que define las acciones de nuestra cultura. De esta forma, nos pasamos la vida posponiendo continuamente nuestra felicidad en pos de una meta. Nos engañamos a nosotros mismos cual borderlines, diciéndonos que seremos felices cuando alcancemos los objetivos. Locamente vivimos una vida de mierda, posponiendo continuamente la eventual felicidad que pudiésemos vivir en el presente. Llegamos a viejos y ya siendo ancianos, pretendemos vivir lo que no hemos vivido antes y nos damos cuenta que nada de lo que hicimos nos ha servido. Hemos logrado objetivos, habiendo obtenido titulos, propiedades, familias, pero nos olvidamos de ser felices.
El modelo "tener para ser" arruinará nuestra existencia si persistimos en practicarlo. Quizás la ausencia de variables u opciones nos restringe a actuar de esa manera, conformándonos a ser como el resto de nuestros pares, actuando de la misma manera que ellos, pretendiendo "tener para ser". Esta reflexión se relaciona de forma muy estrecha con otra que escribí hace un tiempo, planteando la diferencia entre "Ser y Hacer".
Creo que un primer paso para salir de este círculo vicioso es reconocer que hemos vivido dentro del mismo por mucho tiempo, y segundo, buscar otras alternativas que nos permitan ser felices. En mi experiencia personal vivo cada momento intensamente, sin pretender anhelar una felicidad extrema e ideal. Solo vivo y disfruto la felicidad en las pequeñas cosas y momentos cotidianos y si hay algo que ya no me hace felíz, sencillamente cambio el rumbo.
La búsqueda de la felicidad es un campo amplio y para algunos es un negocio, pero muy pocos tienen la honestidad suficiente para descubrir el círculo vicioso que nos aferra y atrapa. Solo hay que tener el valor de jugarse por el cambio animándose a hacer algo diferente.
Luego el concepto de presión es distinto:"¿Cuándo vas a tener un hijo?", y obedeciendo a nuestro condicionamiento cultural, tenemos hijos.
Cuando ya tenemos uno, nos piden que tengamos otro. Cuando ya tenemos dos hijos la presión cambia de nuevo, diciendonos que no encarguemos mas, que es suficiente.
En algún momento nos preguntamos si somos felices, y nos damos cuenta que hemos pospuesto el ser felices en pos de los objetivos futuros. Creemos que los objetivos prefijados nos van a dar la felicidad. Y cuando nos damos cuenta que nuestra existencia es una mierda, decidimos ser felices cuando tengamos un auto, una casa mejor, muchos electrodomésticos, o cuando nuestros hijos tengan un título universitario. Al llegar a este punto nos damos cuenta que no somos felices y que quizas un nieto alegrará nuestro atardecer, e inconscientemente nos hacemos partícipes de la preconfiguración que define las acciones de nuestra cultura. De esta forma, nos pasamos la vida posponiendo continuamente nuestra felicidad en pos de una meta. Nos engañamos a nosotros mismos cual borderlines, diciéndonos que seremos felices cuando alcancemos los objetivos. Locamente vivimos una vida de mierda, posponiendo continuamente la eventual felicidad que pudiésemos vivir en el presente. Llegamos a viejos y ya siendo ancianos, pretendemos vivir lo que no hemos vivido antes y nos damos cuenta que nada de lo que hicimos nos ha servido. Hemos logrado objetivos, habiendo obtenido titulos, propiedades, familias, pero nos olvidamos de ser felices.
El modelo "tener para ser" arruinará nuestra existencia si persistimos en practicarlo. Quizás la ausencia de variables u opciones nos restringe a actuar de esa manera, conformándonos a ser como el resto de nuestros pares, actuando de la misma manera que ellos, pretendiendo "tener para ser". Esta reflexión se relaciona de forma muy estrecha con otra que escribí hace un tiempo, planteando la diferencia entre "Ser y Hacer".
Creo que un primer paso para salir de este círculo vicioso es reconocer que hemos vivido dentro del mismo por mucho tiempo, y segundo, buscar otras alternativas que nos permitan ser felices. En mi experiencia personal vivo cada momento intensamente, sin pretender anhelar una felicidad extrema e ideal. Solo vivo y disfruto la felicidad en las pequeñas cosas y momentos cotidianos y si hay algo que ya no me hace felíz, sencillamente cambio el rumbo.
La búsqueda de la felicidad es un campo amplio y para algunos es un negocio, pero muy pocos tienen la honestidad suficiente para descubrir el círculo vicioso que nos aferra y atrapa. Solo hay que tener el valor de jugarse por el cambio animándose a hacer algo diferente.